Nuestras miradas se encontraron y también me reí. Nos reímos juntos de lo absurdo y estúpido de la situación.
—Y dε εsε modo εl lεóŋ sε εŋαmoró dε la ovεjα... —murmuró. Desvié la vista para ocultar mis ojos mientras me estremecía al oírle pronunciar la palabra.
— ¡Qué oveja tan estúpida! —musité.
— ¡Qué león tan morboso y masoquista!
Su mirada se perdió en el bosque y me pregunté dónde estarían ahora sus pensamientos.
Crepusculo
18 de septiembre de 2010
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